domingo, 26 de mayo de 2013

Los últimos días del sitio de Tenochtitlán (Canto de angustia de la Conquista: la visión de los vencidos)



Templo Mayor-Yessenia Obando-2013


Templo Mayor-Yessenia Obando-2013

Xochimilco-Yessenia Obando-2013

Y todo esto pasó con nosotros.
Nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos.
Con esta lamentosa y triste suerte
nos vimos angustiados.

En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.

Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos
agua de salitre.

Golpeábamos, en tanto,
los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.

Con los escudos fue su resguardo,
pero ni con escudos puede ser sostenida
su soledad.

Hemos comido palos de colorín,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe,
lagartijas,
ratones,
tierra en polvo,
gusanos...

Comimos la carne apenas,
sobre el fuego estaba puesta.
Cuando estaba cocida la carne,
de allí la arrebataban,
en el mismo fuego,
la comían.

Se nos puso precio.
Precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.
Basta: de un pobre era el precio
sólo dos puñados de maíz,
sólo diez tortas de mosco;
sólo era nuestro precio
veinte tortas de grama salitrosa.
Oro, jades, mantas ricas,
plumajes de quetzal,
todo eso que es precioso,
en nada fue estimado...

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