domingo, 14 de abril de 2013

El engaño



Es difícil decir para qué puede servir la literatura. Es difícil tratar de explicarlo a mentes prácticas, que siempre buscan propósitos. Por mi parte, no me considero en potestad de dar una explicación a tal interrogante, ni estoy segura de que tenga deseos de hacerlo. Bueno sí: lo haría si con ello pudiera conseguir que más gente haga catarsis al leer. Creo que eso es lo que me atrae inmensamente de ella y es justamente lo que me lleva a publicar este poema de Alfonsina Storni. La situación personal no importa tanto, como el hecho de verme retratada en él.



Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo
que habrás de abandonarme, fríamente, mañana,
y que bajo el encanto de mis ojos, te gana
otro encanto el deseo, pero no me defiendo.


Espero que esto un día cualquiera se concluya,
pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.
Con voz indiferente te hablo de otras mujeres
y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.


Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso
de que te pertenezca, en tu juego engañoso
persistes, con un aire de actor del papel dueño.


Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,
y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa.
No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño.